domingo, febrero 03, 2008

Esos “procesos químicos”

Nunca había visto a mi amigo así. Lloraba desconsoladamente por la mujer, que posiblemente había marcado su vida. Por uno de esos “tres” trenes que pasan en tu vida. Yo sólo podía estar a su lado y en silencio, sentir algo parecido, aunque distinto, a lo que el podía estar sintiendo.

Cuando estudiaba la carrera me intentaron explicar científicamente cómo se generaban los sentimientos en nuestro sistema parasimpático. Aquello tenía su sentido, y científicamente su refutación. Pero una parte de mí siempre se negó a aceptar que nuestros odios, nuestras envidias, nuestros enamoramientos, nuestras filias y fobias, eran exclusivamente fruto de unas sinapsis o unas reacciones químicas. Al igual que muchos sigo pensando que dentro y fuera de nosotros hay demasiadas cosas para que todo sea un conjunto de conexiones neuronales. Llamadme ambientalista, acientífico o simple, pero quiero seguir creyendo que cada vez que estoy feliz, triste, enamorado, enfadado o excitado, hay algo de ese proceso que es inexplicable, que por muchas barreras sociales de “neutralidad” que queramos ponerle, muchas normas, y muchos procesos químicos somos algo impredecibles. Ahora vivo en una gran ciudad y la gente está sola. Nunca había experimentado esa soledad en colectividad.

Nunca había pensado que tantos sentimientos se encerraran y se creyeran únicos. Porque ese hombre de gafas que lee ávidamente el periódico a las siete de la mañana que siempre se sienta a mi lado y se hurga la nariz, se siente solo, y la mujer que bosteza mientras piensa que por lo menos ya es jueves, también lo está y que sonreír al que tienes al lado es más un gesto de “invasión” que de buena educación. Y así seguimos, dejando que nuestros sentimientos se sigan hipotecando en el metro, en los salones de nuestras casas, o en la búsqueda de vidas de “telefilms americanos”, mientras la vida sigue corriendo por la ventana y nuestras neuronas se vuelven vagas y cada vez les apetece menos crear “procesos químicos”.

2 comentarios:

Maimara dijo...

Deja que hoy te cuente yo…..

Tan lejos y tan cerca…. Extraña "Soledad" la que nos presenta.

Nunca me sentí sola, pero a menudo siento la Soledad. A veces mi entrañable amiga y a veces mi enemiga...

Como tu, siento esta "Soledad colectiva", la respiro y la observo impotente a diario viendo como crea grandes muros a nuestro alrededor. Pero…. ¿sabes? Hoy al leerte, compartiendo con todos nosotros estos pensamientos, consigues despertar esa parte "impredecible" que todos llevamos dentro para dejar paso a un reconfortante sentimiento de "compañía colectiva".

Descubrirte, un placer.
Escribirte, un impulso.

Anónimo dijo...

Muchas Gracias, Maimara. El siguiente paso será, qué podremos hacer para derrumbar muros. Quizás el problema es que al ser "de cristal" son difíciles de ver, y lo que no se ve,...parece que "no existe"...

Carlos